Padierna


Padierna

Mientras Winfield Scott entraba a la ciudad de Puebla sin disparar un solo tiro, Santa Anna se dispuso a defender la capital del país. Para ello organizó un sistema de defensas que fortificaba principalmente el Peñon Viejo, al oriente de la ciudad, y (en sentido de las manecillas del reloj) Mexicaltzingo, San Antonio y Churubusco, Chapultepec, Vallejo, Nonoalco y Peralvillo. Cuando el ejército de Scott llegó a principios de agosto de 1847, descubrió que las obras del Peñón, sobre el camino de Puebla a la Ciudad de México, eran formidables, y nuevamente con ayuda de los ingenieros de Robert Lee, emprendió un largo rodeo para aparecer desde el sur, por Tlalpan, dando al traste con el plan de defensa de Santa Anna.
Para la defensa del sur de la ciudad se contaba con los cuatro mil hombres que quedaban del Ejército Mexicano del Norte, ahora a las órdenes del general Gabriel Valencia. Fatalmente Valencia se mostró en constante rebeldía ante Santa Anna, rehusándose a esperar al enemigo en Coyoacán, y decidiendo presentarle batalla en Padierna, cerca del rancho de Contreras.
La posición de Contreras era pésima para la defensa, puesto que por el frente y los flancos la vista estaba obstruida por sembrados de maíz, árboles, arbustos y por la rocosa irregularidad del Pedregal, con escarpadas alturas a la espalda y la línea de retirada seguía un estrecho sendero. La única ventaja era según Valencia, que el enemigo debía forzosamente pasar frente a él a través del camino transitable hacia Coyoacán, pero Lee descubrió un sendero que partiendo de Tlalpan hacia Peña Pobre pasaba por el accidentado Pedregal y terminaba cerca de Contreras, y pronto quinientos hombres del general Pillow se dedicaron a allanar el sendero para permitir el paso de la artillería.
El día 19 de agosto unos tres mil hombres bajo el coronel Pierce abrieron fuego sobre las tropas de Valencia, que contestaron de inmediato, si bien el intercambio se hizo a ciegas en buena parte del tiempo debido a la mala visibilidad. La situación se agravó cuando por el sendero descubierto por Lee se movilizaron dos terceras partes del ejército estadounidense, comandadas por el coronel Smith, y solo salvo a los mexicanos la densa lluvia, la niebla y la caída de la noche, aunque habían logrado expulsarlos del rancho de Contreras. Por el momento había aparecido Santa Anna con la división del general Pérez, pero enfurecido con Valencia que se negó a retirarse a San Ángel como se lo ordenó (Valencia creía estar en buena posición) se negó a apoyarle y marchó con su columna a San Ángel.
Por la mañana del día 20 el ejército mexicano esperaba un nuevo asalto de las tropas de Pierce y la sorpresa fue mayúscula cuando las fuerzas de Smith les atacaron desde el flanco derecho en coordinación con el ataque frontal. La confusión y la superioridad numérica del enemigo condenó la posición mexicana, la resistencia costó muchos muertos y al final, salvo aquellos que, como Valencia alcanzaron a escapar del campo, el Ejército del Norte, que había luchado desde el primer día de la guerra, quedó disperso o prisionero del enemigo, terminando así su participación.

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