La Conquista de las Filipinas
La primera expedición que se hizo desde la Nueva España, partió del puerto de Navidad de la intendencia de Galicia (hoy Jalisco), en noviembre de 1554. Obedece a un renovado deseo del rey Felipe II por hacerse del mercado de las especias por una posible ruta más corta, ya que hasta ese momento la navegación para llevar estos productos a Europa duraba cerca de 3 años y era de la siguiente manera: de las Filipinas, las Molucas, Guam o cualquier lugar de especiería, se iban navegando al continente asiático y de allí, por cabotaje bordeaban éste continente, luego el africano para después llegar a Europa. Felipe II supone que sería posible abordar esto desde la Nueva España con una menor duración del viaje y el virrey Luis de Velasco arma la expedición con Miguel López de Legazpi como capitán y con Andrés de Urdaneta como almirante dada la experiencia de juventud, cuando al mando de Elcano había visitados esos lugares y había permanecido 3 años prisionero de los portugueses que dominaban la zona.
Total que llegan a las Filipinas (nombre que les había dado el conquistador español Ruy López de Villalobos en 1542, quien llegó a ellas pero no dejó asentamiento humano alguno) y se queda Miguel López de Legazpi con expedicionarios y manda a su nieto Felipe Salcedo de regreso, comandado nuevamente por Urdaneta en la navegación, quien decide navegar hacia el norte y al tomar los vientos alisios virar al este, y llegan al cabo Mendocino con la fragata San Pedro con una tripulación diezmada y muerta de hambre, pues sólo sobrevivieron 17, de allí bajan al sur, y fondean la bahía de Acapulco el 8 de octubre, habiendo zarpado de Cebú el 1º de junio de 1565. Con esto queda establecida la navegación hacia las Filipinas y continuará por 250 años.
Los tlaxcaltecas contribuyen en la conquista, peleando más bien contra los portugueses pues el carácter diplomático de López de Legazpi hace que los aborígenes lo ayuden a erradicar a los portugueses que los tratan despóticamente.